Indagando en su raíz etimológica, diversidad deriva del vocablo latino diversitas-atis el cual hace referencia a dos cuestiones: por un lado significa variedad o diferencia. Pero también, por otro lado, se corresponde con abundancia o conjunto de varias cosas distintas.
Adherimos a la distinción que Alicia del Valle de Rendo y Viviana Vega[1] realizan entre diferencia y diversidad. Para dichas autoras la primera se vincula a un “modelo de referencia”, patrón, con el cual se establece una comparación y así se detecta lo diferente a ese modelo. En tanto que, para dichas autoras, la diversidad tiene más que ver con una “multiplicidad[2] o pluralidad de realidades”, es decir, se acerca más a la segunda acepción etimológica mencionada anteriormente.
Si bien la categoría “diversidad” puede ser empleada desde una amplia gama de dimensiones: biodiversidad (diversidad de especies de seres vivos), diversidad humana, diversidad de género, diversidad cultural, diversidad lingüística, etc.; aquí focalizamos su estudio en el área pedagógica, específicamente en la esfera del aula. Por esto proponemos hablar de diversidad áulica para remitirnos así a la pluralidad de características o singularidades de los sujetos del aprendizaje aunados en una misma situación de aula.
“La diversidad es una característica de la conducta y condición humana que se manifiesta en el comportamiento y modo de vida de los individuos, así como en sus modos y maneras de pensar, circunstancia esta que se da en todos los niveles evolutivos de la vida y en todas las situaciones, aun sin dejar de tener presente que cada individuo presente una estabilidad en su conducta, que le da coherencia a su actuación personal a nivel de actuaciones externas y de desarrollo interno personal. Esta diversidad tiene amplia repercusión en las aulas, puesto que en ese escenario educativo se dan de forma continua y permanente manifestaciones de la diversidad de los alumnos que las conforman.”[3]
Con frecuencia se identifica la diversidad escolar con la presencia de “discapacitados” en la clase y se habla de grupos uniformes cuando algunas “tipologías anormales” están ausentes. Sin embargo, pretendemos trascender esta distinción limitante entre lo normal y lo anormal o raro, y hablar de diversidad áulica ante la presencia de un grupo de alumnos, simplemente, ya que “cada ser humano tiene una manera rigurosamente singular de ser persona”[4], cada educando es idéntico a sí mismo, un “yo” con rasgos particularísimos y únicos que no pueden confundirse y esfumarse en los “otros”.
[1] Delvalle de Rendo y Vega. UNA ESCUELA EN Y PARA LA DIVERSIDAD. Ed. Aique. Bs.As.
[2] Nótese que, paradójicamente, el término multiplicidad adquiere carácter de sustantivo a partir de Riemann, famoso matemático. “Evidentemente un acontecimiento decisivo se produjo cuando el matemático Riemann sacó lo múltiple de su estado de predicado, para convertirlo en un sustantivo, multiplicidad”. “Fue un momento muy importante la creación de ese sustantivo precisamente para escapar a la oposición abstracta de lo múltiple y lo uno, para escapar a esa dialéctica, para llegar a pensar lo múltiple al estado puro, para dejar de considerarlo como el fragmento numérico de una Unidad o Totalidad perdidas, o, al contrario, como el elemento orgánico de una Unidad o Totalidad futuras.” (Deleuxe y Guattari. MIL MESETAS. CAPITALISMO Y ESQUIZOFRENIA. Ed. Pre-Textos. Valencia, 1988. Pág. 39 y 491)
[3] http://www.orientared.com/atendiv.php
[4] Ducart, Marcelo. LA EDUCACIÓN EN LA DIVERSIDAD: UN ENFOQUE ANTROPOLÓGICO. http://www.consudec.org/participando/educdiver.htm , 14/06/07