La tolerancia implica un avance hacia una postura más positiva frente a la multiplicidad. Pero no podemos negar que tolerar es un término que parece cargar sobre sí la idea de soportar algo que es desagradable, algo que no deseamos en ni para nosotros.
“Camps sugiere que tolerar a quien nos resulta desagradable sería una actitud altanera ya que nos coloca en un lugar de superioridad desde el que aceptamos algo a regañadientes.”[1]
Por ello no nos parece totalmente acertado hablar solo de un docente tolerante, de un educador que frente a la diversidad simplemente se rehuse a la intolerancia.
Esto no basta, hay que dar unos cuantos pasos más, es necesario ... “aceptar que cada uno de los seres humanos del planeta tiene sus ideas y preferencias personales y que cada cual, sin renegar de las suyas, pueda ser capaz de admitir que las del prójimo son igualmente respetables.”[2] Y esto es deseable para todos los que forman parte de la clase, no solo le compete al profesor.
Enseñar algo a alguien. Una propuesta desde la educación personalizada.
Si Comenio hablaba de “enseñar todo a todos”, aquí podríamos trocar esta frase por “enseñar algo a alguien”. Decimos enseñar algo, para focalizar así en un determinado contenido, que puede ser común a todos los alumnos de un curso o no, que puede desarrollarse en un tiempo promedio, superarlo o prolongarlo, que puede presentarse del mismo modo o no, que puede abordarse con igual profundidad o no, etc. Pero además destacamos que es enseñado a ALGUIEN, concreto, particularísimo, único, una persona con una historia, con creencias e ideas singulares, con ciertas maneras de pensar, sentir y actuar, integral aún en sus múltiples dimensiones que convergen hacia su unidad, en este aquí y ahora.
A finales del siglo XX, un pedagogo español, V. García Hoz, postulaba una educación que no se corresponda solo con la enseñanza individualizada, sino que sea síntesis entre la individualización y socialización educativa. No se trataba de un método sino una nueva concepción de la educación: “es un desarrollo intencional o un perfeccionamiento de la capacidad de comunicación que tiene el hombre”[3].
A partir de esto, el docente es concebido como un comunicador que domina una disciplina, quien realiza un diagnóstico personal a fin de descubrir las eminencias (intereses y capacidades) singulares de los sujetos y ayuda a desarrollarlas. Se pone al servicio del alumno, en el sentido de que se adapta a las condiciones de las personas modificando su modo de comunicarse y las formas de realizar lo que podríamos llamar hoy, la transposición didáctica.
En un informe a la Unesco, la Comisión Internacional sobre la Educación para el siglo XXI, afirmaba al respecto: “Asimismo, se deberá personalizar la enseñanza: está procurará valorizar la originalidad, propiciando la iniciación a la mayor diversidad posible de asignaturas, actividades o artes y encomendando esa iniciación a especialistas que puedan comunicar su entusiasmo y explicar las razones que los han llevado a elegirlas”[4]
El aula, un espacio para la integración.
Prosiguiendo con la idea, proponemos una enseñanza personalizada en un contexto que propicie la integración, entendida como la “participación de los alumnos en ámbitos de educación general como miembros plenos de la comunidad educativa constituida en el aula”[5].
Participación e integración van de la mano. Participar implica un sentimiento de pertenencia a la comunidad, un grado variable de compromiso voluntario en las distintas actividades, cada uno según el lugar que ocupa, el papel que desempeña y sus propias posibilidades. Participar tiene que ver con presenciar y protagonizar lo que acaece en el aula.
Reconocer que la experiencia áulica no se circunscribe a la confluencia espacio-temporal de MENTES encerradas en cuerpos, sino que más bien en la instancia áulica ocurre una experiencia de tipo comunitaria da lugar a la participación de cada sujeto de la comunidad y, por ende, a la integración.
Configurar una “Comunidad de Aprendizaje”
Tomamos de Carol Tomlinson el concepto de Comunidad de Aprendizaje para referirnos a quienes conviven en el aula, en un momento dado, compartiendo procesos de enseñanza y aprendizaje.
Al sintonizar la situación de la clase y las personas que comparten la misma, con una “comunidad de aprendizaje” da pie para la personalización de los procesos educativos escolares, atendiendo ala pluralidad de sus integrantes.
Para la autora mencionada, una comunidad de aprendizaje reúne las siguientes características[6]:
- “Todos se sienten bienvenidos y contribuyen a que los demás se sientan bienvenidos.”
- Reconocemos en nosotros y en los otros sentimientos y emociones
- Distinguimos lo que alguien hace de lo que ese alguien ES.
- Existe un clima de valoración que promueve la autoestima.
- “Existe una expectativa generalizada de crecimiento”, donde el crecer no es homogéneo y tiene connotaciones particulares en cada individuo.
- Prevalece la “equidad”, es decir, atender a las necesidades singulares de cada alumno, que contribuyan a su crecimiento.
- “Docentes y estudiantes colaboran para lograr el crecimiento y los logros mutuos.”
- Se promueve la co-operación y la co-laboración en la convivencia.
Añadimos oportunamente una interesante idea de Corea-Leiwcowick que concuerda con un aula-comunidad, donde la convivencia y el real encuentro de las personas son aspectos esenciales:
“...evitar representar a otros, es decir, no suponer quienes son sino ser fieles a sus modos de existencia [...] componerse pensando con otro, inventando como estar en esa situación, habitándola y no tanto suponiendo de antemano cómo hay que estar o qué necesita ese otro.” “A esos otros no queremos representarlos lo que queremos es encontrarnos con ellos.”[7]
Un docente que opera ante la diversidad desde la “invención”.
Frente a la diversidad, decíamos, pueden generarse distintas posturas y también la inacción o la preocupación sin intervención, la crítica a actitudes negativas pero con un marcado sedentarismo.
Corea y Duchatzky postulan distintas posiciones de enunciación, de actitudes que se despliegan frente a una situación. Entre ellas rescatamos, adaptando a este marco, la postura de INVENCIÓN que proponemos opuesta a la de DESUBJETIVACIÓN que según las expertas, esta última “hace referencia a una posición de impotencia, a la percepción de no poder hacer nada diferente con lo que se presenta”[8].
La INVENCIÓN “supone producir singularidad, esto es, formas inéditas de operar con la realidad”[9], es decir, singularizar, diversificar los procesos de enseñanza, diseñar, proponer, adaptar, pensar, crear, implementar creativamente, readaptar, modelar y remodelar recursos didácticos para no postergar ni archivar y sí, operar decididamente con la diversidad áulica.
[1] Brunet, G. ETICA PARA TODOS. Ed. Edere. Rosario, 1995. Pág. 159
[2] Delvalle de Rendo y Vega. UNA ESCUELA EN Y PARA LA DIVERSIDAD. Ed. Aique. Bs.As. Pág. 42
[3] García Hoz, Victor. “¿QUÉ ES EDUCACIÓN PERSONALIZADA?” Editorial Docencia, segunda edición, Bs. As., 1981.
[4] Informe a la UNESCO de la Comisión Internacional sobre la educación para el siglo XXI presidida por Jacques Delors. LA EDUCAICÓN ENCIERRA UN TESORO. Ed. Santillana. Madrid, 1996. Pág.61
[5] Friend Marilyn y Bursuck William. ALUMNOS CON DIFICULTADES. Ed. Troquel. Cap. Federal, 1999. Pág.19
[6] Confrontar Tomlinson, Carol Ann. ESTRATEGIAS PARA TRABAJAR CON LA DIVERSIDAD EN EL AULA. Ed. Paidós. Bs. As., 2005
[7] C. Corea y I Lewkowick. PEDAGOGÍA DEL ABURRIDO. Ed. Paidos. Bs. As., 2004. Pág. 133
[8] Duschatzky y Corea. CHICOS EN BANDA. Ed. Paidós. Bs. As., 2003. Pág. 83
[9] Duschatzky y Corea. CHICOS EN BANDA. Ed. Paidós. Bs. As., 2003. Pág. 89