lunes, 26 de noviembre de 2007

Homogéneo/Heterogéneo: una escuela tensionada

Postulamos que en las instituciones educativas tienen lugar una serie de tensiones entre extremos que se oponen pero que resultan simultáneamente valiosos o deseables. Algunas de estas tensiones pueden ser: teoría/práctica, familia/socialización extrafamiliar, contexto escolar/unidad escolar, etc.
También se produce una tensión entre homogeneizar, tarea encomendada por la sociedad desde los orígenes de la escuela moderna, y atender a la diversidad, es decir, a la heterogeneidad del alumnado.
Hablamos de tensión en este punto y no de opuestos antagónicos e irreconciliables. Con esto queremos señalar que la díada homogeneidad/heterogeneidad atraviesa a la escuela pero no se trata aquí de optar por un extremo u el otro, dividir en dos parcelas bien separadas, sino más bien de reconocer la naturaleza de cada uno de estos aspectos tensores a fin de obrar con templanza, inmersos en la dinámica que instauran.
La misión homogeneizante se remonta al surgimiento de la escuela en la Modernidad, y por ello forma parte de su mandato fundacional. Los cambios a nivel social, políticos y económicos junto con las ideas de progreso ilimitado propios de este período, reclamaron una institución educativa pública, masiva, común y universal que formara al ciudadano de los emergentes estados-nación, ya que se creía en el poder uniformador, homogeneizante o normalizador de la educación. El ideal comeniano “enseñar todo a todos” se lleva al extremo, y análogamente a lo sucedido a los animales de la fábula que encabeza este trabajo, todos deben aprender las mismas asignaturas y los mismos contenidos, someterse a idénticos modos masivos de enseñanza, en estrictos tiempos universales y sin siquiera intentar hacerlo a su manera, porque lo que se sale de lo normal se convierte automáticamente en descalificación, en sinónimo de “no saber”.
Hoy esta misión sigue presente, pero con un tinte radicalmente diferente. Homogeneizar hace más bien referencia a la tarea de trasformar a los educandos a fin de igualar sus condiciones para pensar, elegir, actuar y tomar parte en la sociedad. Y es más, se busca igualar condiciones para permitir que cada persona proceda conforme a sus potencialidades, desde sus singularidades identitarias y así posibilitar el desarrollo de sus potencialidades.
Entonces, desde esta perspectiva entra en juego la consideración de la heterogeneidad de la población escolar. Esta diversidad no afecta solo a los ingresantes y no debería ser eliminada luego del traspaso por las instancias de escolarización, sino que tendría que identificarse, no ya para exterminarla, sino para rescatarla como aspecto valioso y esencial en cada momento del proceso educativo.
Por otro lado, no podemos negar que, aunque formalmente se exterioricen posturas adherentes a la valoración de lo heterogéneo, continúan primando intervenciones homogeneizantes en el sentido del isomoldeado de los alumnos, desde el currículum oculto.